miércoles, 2 de diciembre de 2009

Tiempo de balance.


Ya es diciembre. Todo se hace cuesta arriba. El fin de varios asuntos se ve cercano, pero el tiempo avanza lento. La energía es escasa, la salud se debilita, pero las ganas de que todo se acabe motivan a seguir.
Son las 00:50 hrs., pasando de miércoles a jueves. Estoy disfónica, llevo una semana resfriada. Miro la televisión a través de mi computadora. Veo imágenes del extremo sur de Chile... las ganas de no vivir más en Santiago son grandes, pero el 2010 está lleno de desafíos que me obligan a quedarme en la capital. No me quejo: son oportunidades que hay que aprovechar y vivirlas plenamente.
Fin de año es una época que resulta ideal para los recuentos, las reflexiones, los análisis de lo vivido. Mirando para atrás, veo que ha sido un año muy bueno, que me ha enseñado muchísimo en todos los aspectos de mi vida. Vivo feliz, me rodean bellas personas, trabajo en lo que me gusta, tengo un ahijado maravilloso... sumando y restando llego a un saldo más que positivo. Ha sido un 2009 lleno de cambios y experiencias nuevas, de vivencias felices y tristes, de crecimiento personal.
Espero con ansias la llegada del 2010, un año lleno de significado para nuestro país: Bicentenario, Mundial de Fútbol, Presidente nuevo... 2010 me tiene muy entusiasmada, sin saber con certeza qué va a suceder. Sólo siento que serán cosas buenas. Por ahora, sigo trabajando para cerrar con éxito este gran 2009.

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